San Salvador, El Salvador – EL ESPÍA |
El presidente Nayib Bukele, tras arrasar con las pandillas que por décadas dominaron el país, abrió un nuevo frente: la guerra contra la corrupción política.
Anunció la construcción de una cárcel exclusiva para políticos corruptos, acompañada del decomiso total de los bienes robados al Estado.
Bukele recalcó que robar al erario no es solo un delito financiero, sino un crimen contra millones de salvadoreños, porque cada peso sustraído significa menos salud, menos educación y menos futuro.
El anuncio provocó celebraciones masivas. Por primera vez, la ciudadanía ve una acción firme contra quienes eran considerados intocables. “Si un joven pobre puede pasar décadas en prisión por un delito menor, un político que roba millones merece cadena perpetua”, dicen en las calles.

El mensaje es contundente: la corrupción dejará de ser vista como un “error administrativo” para convertirse en lo que realmente es: un crimen contra el pueblo.
El Salvador, que ya sorprendió al mundo con su estrategia contra las pandillas, se prepara ahora para enviar otra señal: la corrupción también se combate con decisión y sin privilegios.