Bogotá, Colombia – EL ESPÍA
Una nueva tormenta política sacude al país. El presidente Gustavo Petro quedó enfrentado a los alcaldes de Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena, quienes decidieron viajar por su cuenta a Washington para reunirse con funcionarios de la Casa Blanca y asegurar que Colombia no pierda el apoyo estadounidense en la lucha contra el narcotráfico.
Alcaldes toman la delantera
Mientras el Gobierno insiste en mostrar avances de su política antidrogas, los alcaldes decidieron actuar directamente. Carlos Fernando Galán, Federico Gutiérrez, Alejandro Eder, Alejandro Char y Dumek Turbay buscan que EE. UU. no cierre la llave de la cooperación en un momento crítico.
Para ellos, no se trata de política, sino de defender recursos que sostienen programas de seguridad y de sustitución de economías ilegales en sus ciudades.
La reacción de Petro
El viaje fue recibido como una provocación en la Casa de Nariño. Petro cuestionó abiertamente a los mandatarios y desde la Embajada de Colombia en Washington se lanzó un mensaje que no pasó desapercibido:
“Lamentamos que algunos alcaldes desconozcan la labor del Gobierno y politicen un tema de interés nacional”, señaló la representación diplomática.
Trasfondo: la amenaza de desertificación
El verdadero temor es que Estados Unidos declare a Colombia “desertificada” en la lucha contra el narcotráfico, lo que dejaría en el aire millones de dólares en cooperación y asistencia técnica. Washington está revisando los resultados y la decisión podría conocerse en cuestión de semanas.
¿Quién tiene la razón?
Mientras Petro acusa a los alcaldes de oposición disfrazada, los mandatarios aseguran que actúan por responsabilidad institucional. Lo cierto es que este episodio expone una fractura política que podría debilitar la posición de Colombia ante EE. UU. justo cuando se juega un pulso clave en la agenda antidrogas.
