Bogotá, Colombia – EL ESPÍA
Indignación nacional por el abandono estatal en la reconstrucción de Mocoa. Más de 900 familias damnificadas siguen sin vivienda, los compromisos no se cumplen y la UNGRD admite no tener quién coordine el proceso.
El pasado 7 de mayo, en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, se encendieron las alarmas por el desastre institucional en la reconstrucción de Mocoa, ocho años después de la avalancha que arrasó la ciudad. Representantes del Putumayo, liderados por Carlos Ardila y Andrés Cancimance, denunciaron en un Debate de Control Político el abandono total por parte de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
Los hechos son vergonzosos: 909 damnificados siguen sin recibir sus viviendas; los 18 compromisos hechos por la UNGRD están incumplidos; no hay coordinador del proceso de reconstrucción y los predios para viviendas están siendo ocupados por personas que no fueron afectadas por la tragedia.

“Esto es de una irresponsabilidad monumental. La UNGRD está fallida”, sentenció Cancimance, quien reveló que la persona contratada para liderar el proceso fue vinculada por prestación de servicios, sin estabilidad ni poder decisorio. Peor aún: en una respuesta oficial del pasado 24 de abril, la entidad admitió no tener a nadie designado para coordinar la reconstrucción de Mocoa.
Como si fuera poco, Carlos Ardila denunció el abandono de la infraestructura carcelaria y la desfinanciación del nuevo centro de reclusión, pese a que el municipio de Villagarzón ya donó un lote de 20 hectáreas y el Concejo Municipal aprobó su cesión.

Mientras tanto, cientos de familias siguen sin techo, sin subsidios y sin respuestas, mientras la UNGRD se lava las manos. La paciencia de los damnificados se agota y en el Congreso ya se habla de una denuncia pública colectiva.
Mocoa no olvida, Mocoa exige. ¿Hasta cuándo la negligencia?